martes, 13 de diciembre de 2011

Una "pequeña" reflexión

Antiguamente la riqueza se medía por la cantidad de propiedad de la tierra que tenían las personas, cuanto más tierra más rico. Hoy en día esto ha cambiado, la riqueza y el poder se mide mediante la posesión de la información y conocimientos, cuanta más información y conocimientos, mayor poder, e influencia ejerceremos sobre los demás.
Hoy en día podemos obtener y encontrar a nuestro alcance de forma muy sencilla mucha información generalizada.
El papel de los maestros como principales transmisores de educación a cambiado, ahora la información es más sencilla de encontrar y la encontramos en todos los sitios (internet, televisión, bibliotecas, la calle, personas…) es entonces cuando el papel del maestro pasa de ser de transmisor de información de forma que el alumno actuaba ante esta de una forma pasiva, es decir,  antes el maestro llegaba a clase y  daba la clase en forma de monólogo sin la participación de sus alumnos y éstos sólo escuchaban y a la hora de estudiar lo hacían de memoria sin comprender nada. En la actualidad, es el maestro el que debe de enseñar al alumno a:
1.      Discernir entre la buena información y la mala porque ahora hay demasiada.
2.      Implicar al alumno en las actividades de clase, el alumno ha pasado de ser pasivo a ser activo como hemos explicado anteriormente. (Además podemos hacer referencia al plan Bolonia, basado en el lema de aprender a aprender).
3.      Enseñar al alumno a resolver conflictos y formarlos en las competencias que van surgiendo cada día en este mundo tan cambiante y que evoluciona de manera tan rápido, avanza y hay más competencia profesionalmente, todo el mundo está formándose continuamente, es una lucha por ser el mejor, hemos llegado a un punto en donde en las universidades forman a “loritos” es decir, a los alumnos se les da mucha información pero no se les forma como personas tal cual.
4.      La universidad es una fábrica de profesionales, se enseñan técnicas, metodología, pero hace  falta la excelencia, gente excelente, capaz de dirigir la sociedad, por ello los maestros deben de formar a profesionales íntegros, como personas vocacionales que amen a sus chavales.

Por otro lado, las empresas tienen tanto poder que controlan el sistema político, haciendo que la universidad se convierta en una empresa controlada por empresas mayores que son las que hacen las demandas. Por ejemplo, si se necesitan dentistas, las universidades facilitarán la formación de dentistas. Esto es malo para la sociedad ya que se pierde la vocación de las personas a la hora de decidir su futuro. Ej. Una persona quiere ser antropólogo, pero ¿de qué le va a servir esto si al terminar la carrera no va a tener plaza? Por tanto elegirá en lugar de lo que le gusta y “morirse de hambre”, elegirá algo que no le guste tanto pero que tenga más futuro profesional. Actualmente, se prefiere la cualificación al margen de la vocación.
Debemos de “aprender a aprender” como primer paso, pero ¿quién debe de realizar esta tarea? En el primer peldaño de esta escalera encontramos a los docentes cuya función será la de formar y educar a los padres y alumnos…. Pero ¿cómo? ¿Cómo vamos a formar a nuestros alumnos? ¿Qué relación debemos establecer entre estos tres agentes?
Para comenzar debemos tener clara la relación de los agentes familia-escuela-hijos, estos deben de ir conjugados, no pueden ir separados, debe haber una unión entre estos para que el niño asienta sus bases sólidas El niño irá perdido si en el colegio le dicen que X cosa está bien y en casa le dicen que está mal, el niño no sabrá a quien hacer caso e irá perdido…. Nosotras, desde este trabajo proponemos como solución a esto, una idea propuesta en clase por nuestro profesor D. Burguete: La titularidad de las escuelas debería de ser privada pero la educación gratuita. De esta forma, cuando un grupo de personas tuviera una misma ideología formaría una escuela. Cada padre elegiría cómo educar a su hijo, lo elegiría en función de su ideología y la del colegio y no habría problema entre padres y alumnos.
Pero, ¿cómo vamos a formarlos? …. Pues  motivando, no solo formando a personas cualificadas, (que también) si no a personas que aprendan a ser felices, no autómatas, no formar robots, dejar de ser las marionetas de las empresas que nos obligan a ser lo que ellas quieren q seamos, dejar de buscar esta cualificación al margen de la vocación.  Como solución proponemos pues, educar a los futuros managers de la empresa (actuales alumnos) para que no solo se fijen en los títulos sino en las personas como tales, ser buenas personas, no caraduras….
Por ello, la escuela no debe de dejar de lado las demandas del código deontológico, es decir el ser personas y el formar a los alumnos en valores, no solo en conocimientos…
Con todo esto cabe decir también que , el título de maestro, no solo capacita para impartir contenidos, si no que  el maestro debe de enseñar al alumno a implicarse en lo que está estudiando, a sentirlo, a hacer que le guste, a que disfrute con el aprendizaje, de MOTIVARLOS .
Los niños no juegan, no salen al campo no disfrutan, solo ven los animales en la tele o en los libros, debe de aparecer esa necesidad de salir al campo,  de disfrutar, de sentir de gustarles las cosas, de observar, experimentar…
Además deben también de aprender a ser autónomos adquiriendo la capacidad de resolver conflictos  en este mundo tan cambiante, tan globalizado y con un progreso tan rápido.

 Otra de las cosas  importantes que debemos de comentar en este trabajo es el que los niños aprendan a discernir entre lo verdadero y lo falso de forma que lo que ven en la tele en sus series favoritas o en ciertos programas no les afecte y les hagan creer cosas que pasan en el mundo que realmente no son así.

Primero citaremos los límites que este código impone, y a continuación realizaremos una breve reflexión acerca de si estos coartan o no la libertad individual.
Los límites son:
1.      Deberes del educador hacia los educandos.
2.      Deberes del educador hacia los padres y tutores.
3.      Deberes del educador con respecto a la profesión.
4.      Deberes del educador hacia los otros educadores.
5.      Deberes del educador hacia la institución escolar.
6.      Deberes del educador hacia la sociedad.

Por otra parte, los límites deontológicos pensamos que no coartan la libertad del alumno sino que imponen unas pautas sólidas de comportamiento que se deben seguir para mantener el orden y la estabilidad de la clase. Por tanto, una vez las pautas del código deontológico hubieran sido aprendidas y todos los alumnos tuvieran una base de educación estable podríamos llegar a la utopía de la desaparición de estas pautas porque ya todos los alumnos, sabrían donde termina su libertad y donde empieza la del otro.


¡Esperemos que os haya gustado maestros! =)

No hay comentarios:

Publicar un comentario