La nueva medida pretende acercar las calificaciones al lenguaje de los adolescentes
«Puta mierda. Esto es una puta mierda. Que levante la mano el maestro que nunca haya pensado esto delante de un examen». Estas son las palabras de Luis Tordesillas, profesor del IES de Villa Rato, centro piloto en el que se lleva a cabo esta nueva medida. Como la mayoría del cuerpo docente español, este veterano profesor de matemáticas ha recibido con júbilo la iniciativa del Ministerio de Educación. «Yo he evaluado alumnos que no merecían un suspenso: merecían ser detenidos por crímenes contra la humanidad. Pero tu, como profesor, ¿qué puedes hacer para que mejoren? Nada. Ponerles un deficiente, darles una charla y punto. Pero claro, esto a ellos se la sopla» se complace el profesor Tordesillas.
Según el informe presentado por el Ministerio de Educación, a los alumnos no les afecta lo más mínimo ver un Deficiente en sus hojas de evaluación. Se han acostumbrado a esta palabra, cuyo significado desconoce la mayoría de ellos, lo cual impide que se den cuenta de su situación académica real. La medida pretende que los alumnos tomen consciencia de su bajo rendimiento escolar mediante cualificaciones redactadas a partir de expresiones de uso habitual entre los adolescentes. Incluso permite que cada profesor añada observaciones según su creatividad y criterio pedagógico. El propio profesor Tordesillas afirma que ha probado con expresiones como «si sigues estudiando como una maricona te voy a partir la boca, friki de mierda» con óptimos resultados.
Si esta medida tiene éxito, el Ministerio de Educación está dispuesto a implantarla en las guarderías y centros de primaria. Aunque expertos en pedagogía indican que esta medida puede ser contraproducente, el ministro ha declarado que «si tu le dices a un niño de 5 años que es una puta mierda, eso se le queda grabado de por vida. Nunca lo olvidará. Y eso es bueno para su rendimiento escolar». Amenazas, insultos y una actitud barriobajera son el santo y seña de esta nueva pedagogía, destinada a erradicar el fracaso escolar en España. «Son malos tiempos para la lírica y buenos para la espada» añadió sardónicamente el ministro al final de su intervención.
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